martes, 30 de agosto de 2011

Una carta no epistolar.

Mi alma está triste, porque no entendés. Tomé vino y estoy un poco relajada, y tal vez diga más de lo que quiero escribir mediante esta carta no epistolar. Pero entenderás lo que te voy a decir, porque no entendés nada de lo demás.
Quiero decirte que la vida es una aventura. Pero no como una aventura común y corriente... Como una aventura al amazonas. Esas aventuras dónde conocés gente, donde pasan cosas que nunca imaginaste, donde el final es feliz. La vida es una gran comedia, indefectiblemente tiene un final feliz. Hay tragedia en el medio, como en buena comedia originaria, pero no le quita su final feliz.
Las cosas están muy mal, todo está dado vuelta. La gente toma como importantes, cosas que no lo son. Ya se que es complejo, por lo subjetivo del asunto, pero preguntáselo a cualquiera 2 años después. Darwin no fue un boludo cualquiera, él entendía todo muy bien... O al menos eso sobre lo que estudió. Tenemos que evolucionar, es lo que tendemos a hacer. Porque en la evolución está el aprendizaje, y del aprendizaje entendemos todas las razones. A veces olvido las razones y sobrevivo, entonces dejo de creer en su importancia en la vida y pierdo ese gramo de felicidad que aparece al ver o sentir una sonrisa. No te permitas estancarte, porque vos también merecés ser feliz. Y la selección natural no hace excepciones.

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