lunes, 28 de diciembre de 2009

Historia.

Un dejo de liviano
y un vals de fusión.
Mis zapatos mas gastados
y mis fiebres de cajón.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Von kühn 2.

Amorcito, vuelve a mi.
¿Por qué no vuelves?
Si volvieras te haría
un pequeño nido
para que te acurruques en él,
como tanto te gusta.
Y te acariciaría el pelo
mientras dormitas,
tan dulce,
tan angelical.
Y te besaría
esos ojos cerrados
que brillan aún sin mirada.
Amorcito, por favor.
¿Cómo es que no vuelves?
Te extraño,
mi piel te extraña,
y mi ojos, mis oídos,
y mi boca.
¡Ay amorcita, si volvieras!
¡Cómo se alegraría
mi corazón, mi piel,
y mi alma!
Vuelve pronto, por favor.
Te voy a esperar,
te estoy esperando.
Porque te quiero,
porque sos mi sol.
De día sos mi sol,
de noche mi luna
y siempre me guias
y me alumbras.
¡Y cómo te extraño!
¿Y por qué te vas?
¿por qué no vuelves?
¿por qué no te quedas?
Te extraño, de verdad.
No lo olvides,
yo te quiero.
Te quiero siempre.
Adiós amor,
soy tuya.

Von kühn.

Amor mío, te extraño.
En tu seno
está el mundo que quiero.
Dejame entrar,
dejame mostrarte
que te voy a hacer bien.
Amor mío, te extraño.
En tus ojos
está la melodía que adoro.
Si tuviese tus manos
podría besarlas y apretarlas
contra mi cuerpo.
Amor mío, te extraño.
en tu sonrisa
está la alegría que siento.
Soy feliz y estoy alegre
cuando puedo fusionar
nuestros cuerpos.
Amor mío, te extraño.
El vacío de mis entrañas
me lo recuerda cada vez.
Dejame entrar, amor mío,
te quiero, te extraño y te espero.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Flechazo.

De un segundo a otro
te conocí.
Un remolino interno
me mostró
todo lo mejor del mundo.
De un segundo a otro
ya no quería partir.
El sentimiento más profundo
de éxtasis
desnudó mis sentimientos hacia tí.
De un segundo a otro
me hiciste sentir cosas
que nunca antes nadie
me había hecho sentir.
De un segundo a otro
ya sólo eras tú,
tú y tu sonrisa,
tú y tu mirada.
De un segundo a otro
mi vida cambió,
y ya no soy feliz
si no estás aquí.

Irrealidad

Soñé que acariciaba tu rostro
entre la bruma del aire perfecto y fácilmente respirable.
Recuerdo tu pelo, tu fragancia y tus manos.
Te besaba recorriendo cada rincón de tu cuerpo
adorándolo y necesitándolo como al corazón.
Recuerdo tus labios, tu cuerpo y tu suave piel.
Te miraba fijamente sin poder apartar la vista
de tu inalcanzable belleza.
Recuerdo tu mirada y tus impactantes ojos.
Recuerdo tus labios, tu sonrisa
y la forma que adoptaba tu rostro al sonreir.
Te besaba entera y morían mis desdichas
en ese gesto de placer de tu rostro.

La tuya.

Esa voz penetra en mis oídos
como una suave melodía
minuciosamente elegida
para ser adorada.
Mi pulso se acelera
sin control alguno,
haciendome sentir
en el mismo cielo.
Siento como un hermoso suspiro
se apodera de mi persona
obligándome a ser feliz.
Hay algo hermoso en esa voz
que me hace sentir
que el mundo comienza a ser
el siempre soñado.

Perdí.

Nunca te pedí mucho.
Con una sonrisa,
ya era feliz
y con tu mano,
el cielo era cercano.
No lo logré,
no lo logré
y mis manos sienten
el vacío de siempre.
Puse mis cartas
sobre la mesa,
en vano.
En vano escribí,
lo que escribí.
En vano hablé,
lo que hablé.
Balbuceos eran tus respuestas,
palabras cobardes,
sin sentido.
Si pudiese,
te llenaría de coraje
para decir el no
que quieres decir,
para decir el sí
que quieres decir.
Nunca te exigí nada,
y tu me lo exigiste todo.
Me exigiste todo y
quise darte todo,
pero ya estoy vacía.
Nunca tuve una respuesta
y mi corazón
ya late muy lento,
ya late sin fuerzas.

Se aleja.

Nuevamente veo
la única parte de tu cuerpo
que tu nunca podrías ver.
Mis ojos buscan tu mirada,
que se dirige hacia el mismo lugar
que la mía al buscarte.
No se cansa mi alma
de la tristeza de mi vista.
No se cansa mi corazón
de esperar que tu mirada
de la vuelta una vez mas.
¿Qué he de hacer,
si no hay mas donde ir?
Tus delgadas piernas
dirigen tu cuerpo
hacia donde yo no puedo ir.
Y mis ojos ruegan al cielo
por sólo un segundo mas.
Y el cielo sigue sobre nosotras,
haciendo que pierda la cordura,
de tanto pensar en ti.
Veo como tu cuerpo de a poco
se hace más pequeño.
¡Y gime mi corazón!
Gime mi corazón
hasta el segundo en que tu sonrisa
va creciendo hacia mi,
haciendome ver
que vuelves a mi.

Lo sabía.

Extraño la lluvia,
dulce mia,
extraño tu rostro,
musa mía.
Extraño sentir
que nada nunca
nos va a separar.
Extraño los días
y las noches,
que contigo pasé
pretendiendo estar ahí,
por siempre.
Extraño ver
lo que pasa por tu mente.
Extraño soñar
que vuelves a mi.
Extraño estar a tu lado
mientras duermes,
sumergida
en hermosos sueños.
Extraño tu aroma
en esas tardes de alegrías.

Es verdad.

Tiempos con pasados fríos
ahogan mi mente en recuerdos
siempre tuyos,
siempre melancólicos.
Municiones de un arma inexistente
buscan su lugar en el mundo
sumergidas en soledad
y tristeza crecientes.
Un grito casi apagado
por el propio silencio
añora su sonido y música,
como quien nunca lo tuvo.
El suspiro de la luna,
ya cansada,
se entrega a una total soberbia
de un sol listo para aparecer.

martes, 1 de diciembre de 2009

Al viento, las palabras.

Entre los oscuros campos,
hojas en blanco hallé,
llenas del corazón mío,
y a su lado, de la lapicera
ni una gota de tinta quedó.
Las hojas como tu rostro
y blancas como tu alma.
Mil palabras escribí,
repitiendo entre lineas.
La tinta se agotó
a tiempo, y
a tiempo noté
que las palabras
en las hojas no quedaban.
¡Ay de mi! ¿Dónde estarán
las expresiones de mi alma?
Si tu corazón las borra
y a mi mano la lastima,
¿dónde estarán
mis desdichas entre lineas?
La tinta se agotó
a tiempo, y
a tiempo noté
que mi corazón guarda palabras
aún para ti.
Si de tu corazón
se borra la tinta,
y si tu alma no escucha,
con mi sangre firmaré
que en tu corazó he de tallar
todas las palabras
que de mi quieran salir.
¡Ay de tí! Si en tu corazón
he de tallarlas,
lleno de amor quedará,
y que no se acostumbre
si alguna vez desaparece el mio,
vacío de entregarte
las palabras que dichan mi ser.
¡Ay de mi! Sin corazón,
y te habré entregado
las palabras que creas en mi,
que lo solían mantener palpitando.
Y sin corazón moriré,
y viviré mi muerte agonizando
hasta ser lo que necesitas
en una proxima vida
junto a ti.
¡Ay de tí! ¿Y quién te tocará,
con manos heladas,
si las mias, cálidas de la ternura
que me enseñaste a apreciar,
nunca podrán hacerlo?
¡Ay de mí! ¡Y como he pedido
al cielo, ser más para tí!
¡Cómo he rogado,
hasta partirme en dos,
una chance para hacerte feliz!
Tallaré en tu corazón
un amor sin fin
que arde en mi pecho
y en mis manos,
y así
sé que no me olvidarás,
y se que tu dulce corazón
habré sanado.
Tu dulce corazón,
que pide a gritos
un minuto de paz.